- la cara del medico que usalmente estaba seria y concentrada no podia evitar tener un retrato divertido en sus facciones, la lengua acariciando su boca, sus ojos dirigidos a los pasteles que iba a comprar, un pequeño jadeito como el de un perro cuando desea un dulce ya que estaba dandole prisa hacia el chico que se encargaba de cumplir su deseo de azucar, eran gratis de parte del abuelo que habia salvado la vida y le pidio en vez de dinero un monton de dulces...y por eso ahi estaba, en el centro comercial, esperando a que por fin aquella bolsa llegara a sus manos y pudiera saborear toda la bolleria que el deseara -